lunes, 1 de julio de 2013

Las Caras de los viajeros

Llegan las siete de la mañana y miles de porteños marchan como un ejercito, coordinado, casi hipnotizados
, hacia el subte o hacia algún colectivo. Algún valiente se aventura a manejar y a padecer del tránsito. 
Caras van, caras vienen y cada uno, en su burbuja individual, no miran al costado, ni abajo ni arriba. Cómo caballos de carreras concentrados en la meta, concentrados en ganarle al otro el primer lugar o el último. 
Las mañanas porteñas tienen ese no se qué, que no existe en otro lado,  cientos de transeúntes que entre cemento cortado por el verde de las plazas y el canto de los pájaros transitan las veredas opacas que dan cuenta, baldosa a baldosa, el paso del tiempo, el gastado de los zapatos, el peso soportado, los malos tratos.
El olor a café y medias lunas del señor que lee el diario en el clásico café invaden el aire, juntos con el pan recién horneado de las panaderías, la humedad de pisos baldeados por porteros silbadores que se saludan amablemente como cada día y controlan el chorro de la manguera dejando pasar a quienes avanzan apurados. Y todo se mezcla también, con los bocinazos de impacientes y el humo gris de algún colectivo ensardinado. Alguna discusión de un motociclista sagaz que viborea entre los autos estancados, con algún taxista que fuma, dentro del coche. Coche en el que suena la radio, suena que se escucha hasta en la vereda.
Y junto a la boca de entrada del subterráneo el carrito de café, humeante, caliente que vende el señor de cabello entrecano, sonriente, a diario. Alado una señora morocha, bajita de rasgos andinos vende una especie de tortilla, no se sabe si alguien se las compra,que no se sabe a que sabe, pero tiene pilas hechas y pilas por hacer.
Las escaleras del subte gritarían de dolor si pudieran, suben y bajan y empujan. La chica rubia de los auriculares de aquella punta se choca con la señora que lee un libro, "Perdón", dicen sin siquiera levantar la mirada. Los rostros porteños, lapidarios, algunos casi fúnebres entran al subte y compiten por un asiento. Se sientan victoriosos y miran al frente, a la nada. Nuevamente hay un señor que lee el diario, el muchacho que duerme y el muchacho que relojea el periódico ajeno. Suena la chicharra, suena el aire y las puertas se cierran de un golpe. El chico que sonríe es juzgado por su sonrisa, está prohibido sonreír en las mañanas porteñas. El loco que ríe, piensan los demás. 
Los pasajeros nuevos que suben en cada estación son observados con extrañeza, de arriba a abajo, de lado a lado. Y la señora que huele a perfume importado y se maquillo con abundancia agarra fuerte su cartera, y desconfía del que acaba de subir y del que ya estaba sentado a su lado. 

domingo, 6 de noviembre de 2011

Mariposa Technicolor


“Mi identidad es un derecho”, manifestaba el cartel que agitaba Samanta, una travesti de 30 años, como un metro ochenta de altura, botas de diez centímetros que le llegaban a la rodilla. Sus cabellos rubios lacios casi le llegaban a la cintura, llamativa. Maquillada con lo justo y necesario y con una sonrisa constante en su rostro mientras se escuchaba en coro “Ley de identidad, ley de identidad…”.
En el escenario principal montado frente al Congreso de la Nación y en el marco de que el martes salga el dictamen de las comisiones de Legislación General y Justicia de Diputados, para que la ley de identidad de Género obtenga la media sanción, se llevó a cabo la “XX Marcha del Orgullo Gay”. Eran alrededor de las 20:00 y tocaba un grupo brasileño una especie de “batucada” con bombos y tambores. La bandera de Brasil flameaba con la de Argentina en la multitud que participo apoyando la causa.
Sobre la vereda de la Plaza Congreso el carrito de panchos, choripanes y hamburguesas inundaban el ambiente. Nadie miraba lo que pasaba alrededor, cada uno con su grupo de amigos, conocidos, novios, compañeros de lucha se divertían y tomaban una cerveza, un fernet. 
Más allá, también sobre la plaza, corría Bruno un nene de apenas 5 años con una bandera color arcoíris. Mientras desde el camión de La Cámpora  sonaba música electrónica, junto a otros dos camiones  convertidos en boliches rodantes, otro con cumbia, con “cachengue” como lo llamaba Gyovanni Romero, travesti reconocida en el ambiente por ir al programa de Anabella Áscar en Crónica TV.
Vendedores ambulantes recorrían el lugar, vendiendo, cervezas, gaseosas y agua. Hasta se veía un chico que, aprovechando la ocasión, recorría el lugar con un carrito de supermercados lleno de latas de cervezas, cinco pesos cada una.
De la marcha participaron muchas agrupaciones políticas, desde La Cámpora y el Partido Obrero hasta la agrupación de Putos Peronistas. También hubo abucheos para el Jefe de Gobierno Mauricio Macri, a Eduardo Duhalde, para Monseñor Aguer y la iglesia Católica.

Travestis, lesbianas, gays y bisexuales. Heterosexuales, familias, argentinos, y extranjeros que desde las seis de la tarde poblaron la zona del Congreso, daban la impresión que querían dar: igualdad.

miércoles, 1 de junio de 2011

Suave brisa

Un viento de cambio se hace sentir. una leve brisa que acaricia mi rostro y aunque sea un soplo suave del viento de a ratos me hace temblar. Cierro los ojos y respiro profundo, me dejo llevar. Me dejo mecer como la rama de un árbol que soporta la tempestad, se siente bien y se siente mal. Se huele un poco el olor a miedo pero se siente el dulce sabor de la libertad.
Me dejo llevar, me dejo llevar por el viento, por la realidad. Y ya no duele tanto y ya no lloro siempre. Y veo todo desde allá arriba, desde lo alto veo la realidad, no me asusta. Mis ojos se llenan de lágrimas por penas pasadas o por alegrías futuras, no se.
Entonces siento y entiendo, entonces vivo y muero: muero en las penas pasadas, vivo en un presente feliz pensando en las alegrías futuras. Y entonces me doy cuenta que es verdad, que "la felicidad es una desición".
Y aunque entienda tdo esto no entiendo muchas cosas, no quiero entenderlas hoy. Quiero vivir cada instante dejandome llevar por el viento, que cómo buen compañero de viaje me sabe llevar.

miércoles, 18 de agosto de 2010

¿qué sentido tiene ser una farza?

Por haber vivido intensamente la vida, la hierba seca aun llama la atencion de quien pasa. Las flores sólo florecen y lo hacen intensamente. El lirio blanco en el valle, que nadie ve, no necesita explicar a nadie nada, vive sólo para la belleza, pero los hombres no pueden vivir como el, "solo".
Si los tomates quisieran ser melones serian una farza. No entiendo por que tanta gente esta ocupada en querer ser quien no es, ¿qué gracia tiene ser una farza?.
No necesitamos fingir que eres fuerte, no debes probar siempre que todo va bien, no puedes preocuparte por lo que dicen los demás. ¡Llora! si lo necesitas, es bueno llorar, pues entonces podras sonreir.

(Paulo Cohelo)

sábado, 14 de agosto de 2010

Cada segundo


Si solo pudiera olvidarme de ti por un segundo. Te adueñaste de mis pensamientos, de mi cabeza, de mi alma. no logro separarme de ti ni un momento aunque no te tenga conmigo.
Siento tus brazos envolviendome como aquel día, la luz de tus ojos cafe que intentaban enamorarme, el brillo de tu sonrisa que me hizo amarte. Caminar a tu lado ese día, mirarte y sonreir...
Era muy chica tal vez para darme cuenta que te necesitaba, tambien para entender que eras lo que buscaba.
No buscaba enamorarme el día que te vi, ni siquiera pensaba besarte el dia que te bese, como tampoco pensaba soñarte todas las noches de estos años que te soñe.
Dicen que nada pasa por que si, y no se que querra el destino si es que ya esta escrito. Que me hizo estar ahi ese día, mirarte, y que hizo que yo llamara tu atención entre tanta gente.
Dos años despues de ese único y ese beso corto, timido e inolvidable, siga recordando esa mirada, siga deseando tu mano y que sólo con pensarte se me erice la piel...